miércoles, 1 de agosto de 2007

TERAPIA DEL BONZAI

No son variedades de árboles enanos como algunos podrán imaginar, si no que se enanizan con diversos procedimientos o no se dejan crecer libremente. Los críticos de este arte mencionan que es cruel forzar a las plantas y cortar sus ramas, pero no es lo mismo que criar mascotas y cortarles una pata o una oreja, al árbol o planta le volverá crecer, con singular belleza guiada por nosotros y, adicionalmente estamos en contacto permanente con la naturaleza. Con el crecimiento poblacional pocos son los que podrán tener un árbol dentro de su hogar, con el bonsai todos podremos tener un bosque en casa.
El Bonsai al iniciar su práctica se hace con partidas de nacimiento con cada árbol y se hace una especie de diario o registro de acontecimientos y se transmite de padres a hijos a nietos, bisnietos, detallando los cuidados que se han efectuado. Se convierte en tradición familiar.
Existen diversos estilos como cascada, viento, erguido, bosques, con adornos de rocas, puentes, etc.
Lo más importante es el contacto con un ser vivo y se puede conversar con estos árboles y, si hemos logrado el estado de la meditación podremos captar muchas respuestas a la vez que fuerzas energéticas, ya que a pesar de su pequeño tamaño, estos son árboles que encierran encapsuladas una gran potencia, empleándoseles para sanar diversas dolencias físicas y psicológicas.
En nuestra Escuela Mística enseñamos esta técnica como parte del desarrollo espiritual y como terapia de curación de muchas enfermedades, entre ellas, la depresión, nerviosismo, soledad.
Dentro del desarrollo espiritual es posible conversar y captar pensamientos de estos seres vivientes. Muchos santos y místicos de oriente y occidente conversaban abiertamente con aves, insectos y plantas. Nosotros mismos, como conservando un poder perdido, conversamos con las mascotas. Se ha comprobado cientificamente que las plantas escuchan y sienten el pensamiento humano. Este tiene que ver con la clariaudiencia y el desarrollo de centros de energía interior.

El interés no es el conversar con las plantas, mal haríamos en crear un hobbie que aunque sea cierto, muchos nos tildarían de locos. El mayor interés es el despertar la sensibilidad como parte del crecimiento evolutivo.